Muchas veces se duda al escribir palabras extranjeras, pues son de uso común; tanto que no nos parecen de otro idioma.
Nos ocurre con el término yogur, que es la escritura en castellano de la palabra turca para designar a un producto lácteo que conocemos desde hace muchos años en este lado del mundo.
o es yoghourt, yoghurt ni yogurt
¿Y por qué se escribe yogur? Porque esta palabra se adapta mejor a la estructura de la sílaba castellana, y porque se hace más fácil la formación del plural (yogures).
Ya habíamos visto varios casos de adaptación gráfica de palabras extranjeras en la gastronomía; a la lista podríamos añadir coñac (de cognac), fetuchinis (de fetuccini), espaguetis (de spaghetti) etc.
Sin embargo, no ocurre lo mismo con todas. Algunas mantienen la escritura original como pizza o mozzarella (el DPD sugiere mozarela); también frozen o milkshake, cuyas traducciones (helado y leche batida) no son de uso general.
Stress y otras más
Constituyen un gran grupo las palabras inglesas que al pasar al castellano cambian la S original por ES, de acuerdo con las normas castellanas.
Acostumbrémonos a usar estatus (no status), estándar (no standar), estrés (no stress; también existen estresado, estresante, etc.).
Aunque la RAE no acepta sponsor ni spray (propone patrocinador y aerosol) se usan desde hace mucho tiempo; igual ocurre con stand, que no es lo mismo que tienda, caseta o puesto, como propone la academia en el DPD.
La novedad para la próxima edición del diccionario es estand.
¿Ustedes qué opinan?
Yoghourt, yogurt o yogur
Rockeros y blogueros
Así como de una palabra extranjera como rockse derivan rockero, rockera; de blogger surgen bloguero y bloguera, e incluso bloguear.
La RAE sugiere roquero (no ha tenido éxito, pues nadie lo acepta) y aún no dice nada de bloguero (sugiere bitácora en vez de blog). Otras palabras foráneas: propone clic (no click), bloc (no block).
Acepta blíster y bluf, pero no dice nada sobre clústeres. Ciertamente, es un trabajo que la RAE no terminará nunca, pues los idiomas no están inmóviles.
Mientras acepta una palabra, aparecen otras más que el castellano toma de otras lenguas, sea para cubrir una necesidad o porque no puede estar al margen de la modernidad.
Muchas de las palabras que usamos a diario no están en los diccionarios de castellano, por ejemplo los vocablos de la informática.
No se preocupen, vivimos una etapa de cambios de todo tipo y también lingüísticos.
Fuente: Sofia Rodríguez
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