ALBERTO VILLAR C.
Es el ‘calvito’ de los comerciales que jamás pensaríamos ver de una compañía de inglés. No obstante, Open English, la escuela de inglés online más exitosa de nuestra región, y que el venezolano Andrés Moreno –de 30 años– fundó, es más que ‘éxitooo’ o ‘rechicken’: es un gran ejemplo de emprendimiento.
Puede que su gusto por viajar y por los idiomas se lo deba a su padrastro, quien trabajó en misiones internacionales y gracias a él vivió en nueve países distintos, desde Eslovenia hasta Chile y también el Perú. Fundador de Open English y uno de los emprendedores más importantes de Latinoamérica, Moreno fija su ojo en nuestro país para expandir su compañía de enseñanza online.
GRAN EJEMPLO DE EMPRENDIMIENTO OPEN ENGLISH
Usted viaja desde niño…
Mi padrastro, quien realmente me crió porque mis padres se divorciaron cuando tenía dos años, trabajaba en misiones internacionales y con él viajamos y vivimos en nueve países distintos, como Eslovenia y Chile después de la dictadura de Pinochet. También viví un tiempo en Perú…
¿Qué recuerda de aquí?
Solo recuerdo que tenía quizá 6 o 7 años y era la época de Sendero Luminoso. No he tenido la oportunidad de volver a Lima, pero sé que ha cambiado muchísimo.
¿Cómo aprendió a hablar inglés?
En la infancia viví casi 4 años en Maryland, Estados Unidos, porque mi padre trabajaba en Washington con la OEA, y lo aprendí en la escuela. Mi pasión por los idiomas viene de esos viajes. Viajar por el mundo no solo te abre la mente a distintas culturas y personas, sino que también te lleva a mezclar un poco los distintos lugares. En esos viajes aprendí esloveno, italiano, inglés y ahora aprendo portugués porque viajo mucho a Brasil, donde tenemos el mayor mercado para el negocio.
¿Y cómo decidió ingresar al negocio independiente?
Yo estudié ingeniería en Venezuela, pero faltando un semestre, y para pesar de mis padres, dejé la carrera y empecé en Caracas una compañía, Optimal, reclutando universitarios estadounidenses que acababan de terminar sus estudios y querían vivir en Latinoamérica. Nosotros los traíamos, les enseñábamos español y, a cambio, ellos les enseñaban inglés a ejecutivos de transnacionales. A tres años de la fundación de la compañía, dábamos servicios a empresas grandes. Parte del éxito de Optimal es que era un modelo de asesoría física altamente motivador y basado en la fluidez del idioma, que es la base de Open English. Pero luego de tres años decidí dejarla porque vi la ola de Internet. Entonces me alié con uno de los ingenieros más brillantes de la universidad donde estudié, Wilmer Sarmiento, y él empezó a desarrollar la primera versión del web de la compañía.
Así empezó Open English…
Sí. Comencé con poco dinero y muy al estilo de Facebook, con un amigo y dos departamentos unidos por cables de conexión donde terminaron viviendo 15 programadores (risas). Eso fue en el 2007, y al tiempo me fui quedando sin dinero, así que tuve que ir a levantar capital por primera vez a otro país. Para los emprendedores latinos no es fácil levantar millones de dólares y no ocurre todos los días, pero sí puede ser posible en Silicon Valley, California. Me mudé allá con 700 dólares y durante un año dormí en el sofá de un amigo. En ese tiempo presenté el proyecto a varias personas. Era un proyecto raro para ese tiempo: una compañía basada en América Latina que enseña inglés. Por entonces los inversionistas pensaban en China o Japón como mercados potenciales. Sin embargo, para nosotros la región era un mercado pujante y emergente. Hace un par de meses di una conferencia en la que recordaba el desarrollo de la compañía: tardamos un año entero en levantar los primeros 400 mil dólares para financiar la primera versión de la web, y conseguir los últimos 40 millones de dólares para la compañía tomó un mes. Eso habla un poco de cómo el mercado ha cambiado, pero también de cómo es fácil levantar capital cuando tienes ya una empresa establecida.
¿Cuál fue el secreto para vender el negocio?
El capital semilla lo conseguimos por inversionistas llamados ángeles, que invierten entre 20 y 50 mil dólares y lo hacen por tus habilidades personales, por la pasión con la que vendes tu idea, y porque creen en el emprendedor. Yo hablé con cientos de personas y fueron quizá dos docenas las que invirtieron el primer año en la compañía. Hay que tener perseverancia, no importa que cinco no acepten, lo que has conseguido son cinco amigos.
¿Cómo ha crecido la compañía?
Open English ha levantado más de 55 millones de inversión de capital y ha sido valorada por varios cientos de millones de dólares. Ha sido un crecimiento indescriptible en los últimos tres años: en el 2010 teníamos 5 mil estudiantes, en el 2011 saltamos a más de 20 mil, cerramos el año pasado con 65 mil estudiantes y solo en los primeros tres meses de este año vamos por los 30 mil alumnos.
En Latinoamérica ustedes son conocidos por sus comerciales de televisión. ¿Cómo llegaron a hacerlos?
Hay dos razones por las que Open English ha pegado: una son, sin duda, los comerciales, y otra, el encaje con las necesidades del consumidor con lo que le ofrecemos. Es simple: por más buena que sea una publicidad, si tu servicio no se adapta las necesidades, no se encamina.
Los comerciales son así porque engloban parte de la magia de la compañía, una bastante humana, que tiene caras reconocibles y un sentido del humor y una manera de ser que le ha caído bien a la gente. Y la razón por la que actuamos no fue planificada: cuando comenzamos no teníamos mucho dinero y necesitábamos un actor bilingüe y una profesora, y decidimos probar: yo fui el actor bilingüe y mi esposa la ahora famosa “Jenny de California”. Pensamos hacer un par y si teníamos éxito, contratábamos a otros actores. Pero los avisos se volvieron virales en Internet y luego fue imposible cambiar las caras.
Parafraseando a sus avisos, ha sido un éxito…
Sí, ahora viajo a la región casi todas las semanas y tengo la oportunidad de tomarme fotos y hablar con cientos de jóvenes fans de la marca y con estudiantes que quieren hablar del producto. La página de Facebook de la compañía tiene casi 900 mil fans y hemos abierto mi página personal para hablar sobre mi trabajo que tiene casi 400 mil fans. Desde hace poco recibo al día de cinco a diez planes de negocio de emprendedores interesados en la historia de la empresa, que nos ven como un ejemplo y quieren consejos para levantar capital, para armar equipos de alto rendimiento y estrategias de márketing. Creo que se ha convertido en un canal para fomentar el emprendimiento en la región, que es una de las metas personales que tengo.
¿Has pensado en devolver el éxito ayudando a otros emprendedores?
Sí, y más que invertir, creo que lo que puedo ofrecer es el conocimiento. Me acabo de unir a una junta de una organización sin fines de lucro que apoya a emprendedores que pueden llegar a construir grandes compañías. Allí les damos todos los contactos y el conocimiento para acelerar el proceso llegar de una idea a una empresa exitosa. Es como acortar los primeros cuatro años de Open English, para que lleguen a puertas más rápidas y no se queden en el camino. Y estamos tratando de abrir una primera oficina en Miami, que es un hub desde donde se puede manejar una empresa regional y donde muchos inversionistas latinos pueden venir a levantar capital y formar una comunidad de emprendedores. Creo que, al igual que ello, una de las cosas fantásticas de Silicon Valley es que, en cuestión de seis cuadras, están los inversionistas y los emprendedores, te sientas en un restaurante y coincides con alguien que te puede dar un consejo de negocios, o con inversionistas; mientras que en Latinoamérica no hay en la actualidad un solo sitio donde se pueda tener esa interacción. Queremos convertir a Miami en un centro de emprendimiento regional.
Leí por ahí que ustedes tienen un director de felicidad. ¿En qué consiste su labor?
Algo que queríamos hacer desde el comienzo era reinventar la experiencia del consumidor y, a su vez, reinventar la experiencia de trabajar para una compañía. Nos frustraba mucho alguien ver que el trabajador de un call center estuviera frustrado y desmotivado y, por ende, no consiguiera sus objetivos. Además, pensamos que los departamentos tradicionales de recursos humanos no hacen todo el trabajo necesario para sacar lo mejor de su gente. Nosotros tenemos más de 2 mil personas trabajando en la región y es un reto lograr motivar a esa cantidad de personas. Por ello, contratamos a un director de felicidad, un life coach con mucha experiencia y su trabajo es ir por todas las oficinas y trabajar con los equipos para determinar cuál es la esencia de lo que quieren ser y darles herramientas para lograrlo.
¿Han logrado medir cuán beneficioso es para una persona hablar inglés?
Estudios recientes señalan que hablar inglés te permite aumentar tus ingresos más del 35% con relación a quien no lo habla. Y hemos medido otros temas: sabemos que el 75% de las personas que aprenden con nosotros han tenido en algún momento que hacer una exposición en inglés, sea en el colegio o el trabajo, por ejemplo, y les cuesta hablar. También sabemos que antes ya han invertido dinero en escuelas y les genera frustración, una frustración que nosotros mostramos a través de la comedia en nuestras publicidades. Además, creo que le ofrecemos al mercado un producto que tiene sentido, no vendemos relojes que se usan solo en algunos momentos o se venden cuando la gente esté bien económicamente, sino que sirve también en momentos difíciles o retadores. Tener una herramienta adicional te ayudará a conseguir un mejor puesto y a tener éxito en un mercado competitivo.
¿Es difícil hacer empresa en Venezuela en la actualidad?
Tenemos una oficina en Caracas y la seguimos apoyando. El mercado venezolano sigue siendo muy bueno para nosotros, allí la empresa crece muy rápido.
¿Planean abrir una oficina en Perú?
Tenemos oficinas regionales y por eso no tenemos que abrir una en cada país, pero sí estamos haciendo inversión fuerte en medios. Pienso, además, que el producto está bien adaptado a las necesidades del mercado peruano por la conveniencia, pues para muchos es complicado ir a un salón de clases de inglés después de un largo día de la oficina y, peor aún, con el tráfico de Lima. En nuestro caso, el mayor tráfico de gente conectada es entre las 10 y 11 p.m., lo que refleja que la mayoría son ejecutivos o profesionales que tienen espacio para aprender inglés luego de dormir a los niños. Además, creo que Perú se está desarrollando y el acceso al Internet se está expandiendo a todo el país. Nuestro servicio no solo está en la gran ciudad sino en muchos lugares donde no ha llegado la escuela tradicional. Otro plus es que con nosotros puedes aprender inglés como si estuvieras viendo un programa de televisión.
¿Qué consejo le daría a los emprendedores?
Dos cosas: es importante ser muy perseverante y no dejarte vencer si tienes una buena idea. Tienes que hablar con mucha gente, compartir tus ideas y, finalmente, tu momento va a llegar. Es importante dar ese primer paso de concretar la idea, aunque seguramente cambiarás el nombre y modelo de negocio 15 veces en un año. Lo segundo es planificarse muy bien, porque los recursos al inicio son escasos y uno de los errores de muchos emprendedores, como ocurrió con nosotros, es que, a pesar de que tienes poco dinero, tienes una gran idea y tratas de hacerla realidad en su totalidad. Hay que tener objetivos claros y logrables con el dinero que tienes en el banco.
Finalmente, ¿cómo se dice repollo en inglés?
(Risas). Pues vi un comercial en televisión en el que decían que era rechicken, pero no estoy seguro…
Fuente: elcomercio.pe